El blanco es una tonalidad presente en infinidad de flores y plantas y es el protagonista de un sinnúmero de jardines donde domina un solo tono.
Símbolo de paz y pureza, el blanco es a la vez alegre y formal, refinado, elegante y fresco. Es el color de la luz y tiene la particularidad de absorber y reflejar los tonos que lo acompañan; por eso jamás resulta monótono. Admite combinaciones en perfecta armonía con casi todos los colores y permite que los tonos que lo acompañan se destaquen.
La sutileza del blanco y su elegancia aportan también una alegría notoria, pero para lucir en el jardín con toda su luminosidad, necesita a su lado otros colores, aunque sea el verde intenso de las hojas de una planta, blanco y verde se complementan a la perfección…
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